La (no) importancia de tener un blog y la era del selfie

2000px-WordPress_blue_logo.svgCualquiera que haya visitado este blog puede darse cuenta que no sigo ningún patrón en cuanto a la publicación de posts, es más, he llegado incluso a decir en uno de ellos que dejé dos textos sin publicar.

Soy de los que piensan que mostrarse vulnerable es válido, por eso veo positiva la sinceridad al confesar que carezco de la disciplina necesaria para llevar adelante un blog “como es debido” (periodicidad, reciprocidad, especializarse en un tema concreto, estadísticas, etc.)

Veo que hemos llegado a un punto en el que se guardan las apariencias también en la red y creo que ese es el gran problema de la internet 2.1. A veces pienso que hasta la sinceridad está vista como un exceso, como algo que es mejor esconder, a esto es lo que llamo la era del selfie y la defino como lo que es: la autofoto; algo en lo que hay que sonreir y todo debe ser bonito y perfecto, desde aquello que de a conocer en mi blog hasta la foto de mi perfil de Facebook pasando por aquello que suba YouTube.

Este no es mi primer blog, de hecho creo que es el tercero. En el primero quise dar promoción a mis amigos metidos en temas artísticos y culturales, en menos de un año llegué a tener una docena de seguidores, pero al empezar a dar con gente nueva, personas que me pedían que hablara sobre ellos empecé a sentirme agobiado por las exigencias de llevarlo “como es debido” y finalmente lo dejé. Mi segundo blog daba muestra de los temas que diseñaba para la tienda Nokia, prácticamente no me requería ningún esfuerzo y era necesario para la publicación de los trabajos, el mismo expiró cuando me informaron que dejarían de invertir en Symbian. Como mencioné anteriormente creo que este es el tercero y a la vista está lo que hago.

Hace un par de semanas estaba dando una explicación sobre mi proyecto de integración a las personas con discapacidad, cuando fui interrogado acerca de si tenía un blog, si volcaba mis palabras en él; obviamente respondí que sí. Por supuesto que tengo un blog, todo el mundo tiene un blog, estamos saturados de blogs y blogueros (entre los que me incluyo).

Tengo una presencia digital bastante importante, cualquier que escriba mi nombre podrá saber todo acerca de mí y de cada proyecto que he emprendido, basta solo con detenerse en mis enlaces sociales para saber quien soy y que es lo que pienso, es por eso que llegados a este punto la necesidad creada de tener un blog me parece una carga y abro el siguiente interrogante: Hasta qué punto es necesario tener que demostrar que se sabe sobre algo?

Me cansé de leer blogs vacíos de contenido, cuyos posteos han sido paridos desde la desesperación de mostrar profesional al autor, de hacerle parecer ilustrado, auténticos copy and paste; parece ser que en la era del selfie para especializarse sobre un tema hay que bloguearlo.

A mí sinceramente me dejarían sin argumento, porque si vuelco todo mi conocimiento en un blog, qué podré decir como novedad a aquellos que recurran mis servicios? No me gusta esa cosa de escribir sin decir nada y dejar al lector con el sabor a dulce en la boca y sin haber probado bocado, con el mensaje subliminal de si quieres saber más contrata mis servicios y paga por lo que valgo, qué clase de ser superior me creería si yo también hiciera eso? Dónde termina la ética y dónde empieza lo profesional?

La reputación no se mide con posteos, se mide en calidad humana.

Si ya tengo twitter que se supone que sirve para crear microblogs, para qué quiero más? Ya lo sé, seguramente alguien dirá que para que me conozcan mejor, para que den conmigo más fácil, para generar mas tráfico a mi web etc.

La situación económica general ha hecho que se cotizaran mejor aquellos profesionales que pudieran acreditar sus virtudes y esa tendencia es la que nos ha llevado al exceso de demostración, esa especie de obsesión por validar aptitudes a través de la pantalla. Mayor cantidad de posts no tiene por qué ser igual a mayor calidad profesional, por eso, y como fruto de esto es que tropiezo muchas veces con blogs inertes, donde la necesidad ocupa un espacio fundamental.

Personalmente no permito que la necesidad de publicación domine mi necesidad de publicar y es más, aunque parezca soberbio puedo permitirme la contrariedad de decir en un blog lo que opino del blog y sigo siendo igual de profesional que si posteara “como es debido”.

Acerca de las entrevistas grupales y la manipulación del lenguaje

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Hace poco recordé varias situaciones que me han tocado vivir en épocas de búsqueda activa de empleo.

Coincidentemente las tres situaciones que me vinieron a la mente tenían que ver con el tipo de entrevistas dinámicas o de grupo (quedaría mejor que cada cosa tuviera el nombre que realmente le corresponda).

Cada vez se habla más acerca de la importancia de la comunicación en todo lo que concierne al mercado laboral, pero a la vez, también se dice poco acerca de la manipulación del lenguaje que se utiliza y es ahí donde se ha creado un abismo que cada quien lo utiliza según su conveniencia.

Para no irme por las ramas pasaré a describir las tres situaciones que recordé:

* La primera fue durante una especie de entrevista/presentación donde además de mostrar la marca y dar a conocer la empresa se buscaba un perfil de líder que sea capaz de… etc, etc. A todos los asistentes se nos había entregado un formulario en el que debíamos responder diferentes preguntas acerca de nuestra capacidad dentro y fuera del entorno laboral; recuerdo que la última pregunta redundaba en aquello que ellos buscaban y decía así: “Te sientes un líder?” y dos opciones SI o NO.

En un determinado momento, la persona que dirigía la entrevista/presentación comienza a contar algunas de las condiciones que ofrecía la joven compañía, que no eran las mejores, por lo que uno de los asistentes se puso de pié, entregó su formulario y se marchó. La persona que dirigía la reunión, tomó el papel y dijo al resto del grupo “Respondió que SI se siente un líder, pero se fue. Un líder jamás abandonaría al grupo”. El resto de los que estábamos, imagino que por no sentir una situación de desprestigio, se quedó en su asiento hasta el final.

* La segunda vez fue durante un curso en el que llegado a un punto se habla acerca de la asertividad y se la explica como una forma de comunicación ascendente y un modo de razonar beneficiando el entorno laboral siempre respetando las jerarquías. Aquí no había posibilidad alguna de intercambiar respuestas, por lo que la asimilación del concepto generado, seguramente debería haberse tomado tal y como lo decían.

* La tercera aconteció también durante una entrevista grupal o dinámica, donde la persona encargada de la selección explicó el término “proactividad” como el hecho de, si hace falta, no hacer los descansos correspondientes por permanecer infranqueable en el puesto o quedarse mucho más tiempo del que corresponde en el trabajo, sin esperar nada, sólo pensando en terminar la tarea encomendada e incluso planteando la posibilidad de elaborar continuamente durante el tiempo libre estrategias para mejorar la productividad o las ventas. Después de haber hablado, los que estábamos permanecimos en silencio, un sin palabras que hablaba por sí mismo y del que ésta persona nos dijo “ahora es cuando debería verse vuestro entusiasmo y vuestra proactividad”.

En los tres casos se utiliza un tipo de lenguaje que queda bien, esas palabras que están de moda decir y que la mayoría de las personas que buscan empleo no conocen del todo.

El problema se plantea cuando entre los entrevistados hay alguien que conoce un poco más que el resto y se da cuenta que lo que se dice es una especie de verdad a medias, palabras maquilladas que en realidad no hacen mas que mostrar la verdadera cara de lo que se intenta disimular.

Sinceramente pienso que este tipo de situaciones dejan muy mal parados a ciertos reclutadores, lo malo es que genera muchas dudas acerca de como serán los demás,si también actuarán igual. A la vez también pienso que estos reclutadores no son más que empleados que están a sueldo de otra persona que es la que realmente quiere un perfil determinado y utiliza todas las herramientas necesarias para llegar a ese perfil.

Obviamente las entrevistas de este tipo se utilizan para intentar anular la capacidad del individuo, ya que en caso de querer mostrar personalidad tendría que “enfrentarse” al resto del grupo, corriendo el riesgo de ser señalado con el dedo, amedrentado o incluso utilizado como ejemplo de lo que no hay que hacer. Da la sensación de que se buscan personas que no desentonen, sumisas, no solo al grupo, sino al que dirige la situación.

Aquellos que saben utilizar el lenguaje son hábiles y muchas veces lo utilizan para mostrar superioridad, es el juego del “yo te puedo dar trabajo y yo puedo decir o hacer lo que sea”.

En este punto y para finalizar quisiera dejar una reflexión o mas bien una pregunta: No sería más fácil para las empresas y reclutadores ser transparentes? Decir: buscamos un perfil X y quienes lo tengan bien y quienes no, no.

Sería mucho mejor, algunos perderíamos menos el tiempo viviendo situaciones así.

Nota: Más allá de la función útil de la mecánica de grupo, este post intenta no atentar contra el buen hacer de aquellos que buscan alcanzar el equilibrio dentro de un equipo.